domingo, 9 de enero de 2011

La oscuridad se despide al ver como el sol empieza a alzarse en el oriente, majestuoso tal cual es.
Mi alma agradece a la luna por otra noche de estrellas  travesuras,
de risas  y juegos infantiles. Hace una reverencia y regresa con cuidado a mi cuerpo,
este se sacude levemente bajo montones y montones de cobertores.
Mis parpados luchan por no abrirse,
-Aun es muy temprano- Dice vocecita en mis pensamientos
-Está bien, está bien- Les logro decir .Un rato mas, solo un rato y nada mas-
Mientras mi cuerpo recupra su peso habitual -No el que causan los huesos, o los músculos, o los intestinos. No, ese peso no, si no el peso que da el alma- dejo a mi mente divagar en mares de coloridos pensamientos que refrescan mi ser con su divertido oleaje de posibilidades, tan infinito como el cosmos mismo.

Una sonrisa aflora de mis labios  una risa traviesa la acompaña.
-¿Vas a seguir fingiendo que duermes o me veras a los ojos de una buena vez?-
Con un suave movimiento aparto un mecho de cabello de mi rostro, mientras depositaba un tierno beso en mi mejilla. Apreté mis parpados con fuerza mientras intentaba concentrarme para no soltar una gran carcajada. Inutil intento, ya que me la saco a besos.
A tientas en mi "oscuridad"  logre ocultarme en su pecho, despues de unos segundos alcé mi rostro con timidez, y ahí estaban, sus grandes y expresivos ojos, que con expresion divertida reprochaban mi comportamiento. Instintivamente trate de ocultar mi rostro, proximo a ruboriszrse, en la almohada mas proxima, pero de nuevo mis intentos fueron inutiles, leyo mis movimientos antes de que pudiera realizarlos y dejo la blanca almohada de plumas, totalmente fuera de mi alcance, vacile un instante y cerré mis ojos con todas mi fuerzas, incline mi rostro pegando mi barbilla contra mi pecho
-No puedes verme- Susurre
Lo escuche reirse, se divertia con mis caprichos. Adore su risa en esos instantes, despojado de toda preocupacion, eso era agradable.
Alcé mis ojos y con un profundo suspiro me deje caer dispuesta a hundirme en el colchon y perderme entre las sabanas, pero en lugar de caer donde esperaba, senti sus brazos recibir mi caida.
Abri mis ojos dispuestos a reprocharle tal accion y antes de emitir sonido alguno, me callo con un tierno beso.
-El desayuo puede esperar-

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