sábado, 14 de febrero de 2015

Había sido una semana larga a pesar de las festividades. Me desperté de golpe en medio de la noche, sudando, jadeando. Con el miedo aun aferrado a la piel negando desvanecerse.
Busqué a tientas en la oscuridad.
3:25 marcaba el reloj. 
"Fue solo un sueño" me dije. Un sueño muy real, solo eso y nada más. 
Aún podía sentir sus brazos envolviéndome de manera sobre protectora.
Sus labios susurrando una promesa que quizás jamás cumpliría... Oh! esos labios tiernos y tímidos que me tomaron desprevenida con un beso fugaz, robado en la penumbra.

Una sonrisa tímida se me escapó, todavía lo recordaba... como olvidarlo; y así, sin más, me quebré.
En silencio.
Como me había enseñado a mi misma a los 13 años, para que nadie pudiera notar mis tristes gemidos en medio de la noche.
Odio que me vean llorar.
Llorar frente a alguien suele implicar afrontar preguntas  para las que no estoy lista; no en mi mente y mucho menos en voz alta, porque eso solo haría más grande el problema, lo volvería real. 
Ya decía alguien que todo es mucho más difícil cuando es real, porque es entonces cuando te ahogas. Cuando es real.

Respiraba con calma, mientras pedía en silencio que regresaras pronto  a salvo. Y que me hubieras  extrañado tan siquiera un poco.






0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio