martes, 7 de junio de 2011

Pavarotti

¿Alguna vez has sentido que la vida no es justa?
Como cuando los colores de los todos duran más,
o cuando las crayolas de todos están intactas mientras las tuyas están ya todas partidas
(Si, porque siempre es a otro al que le duran las crayolas, nunca a ti),
o cuando siempre es tu pelota la que cae en los arbustos espinosos y explota.
Yo nunca pensé que la vida fuera injusta,
en especial con los niños, siempre crei que eso solo le pasaba a los adultos cuando eran malos, como mi vecina, la señora Silvia, una anciana mala y gruñona, siempre me regañaba cuando cantaba en la ventana, o en el jardín, o en cualquier lugar donde ella pudiera escuchar, nunca me agrado mucho. Ya no vive en esta calle, se fue hace un par de meses, según mi mamá a visitar a un tal señor San Pedro, espero que sea lejos, lejos, lejos, muy lejos de aqui para que así no regrese nunca!.

Me llamo Rosi y tengo 6 años. No tengo muchos amigos, solamente dos: uno de ellos es mi osito de felpa el Señor Rayuela y mi canario, de nombre Pavarotti.
El Señor Rayuela duerme conmigo todas las noches y asusta a todos los mostsruos que viven debajo de mi cama, es un buen oso, el mejor oso que he tenido, aunque no haya tenido muchos otros antes.
Pavarotti era el mejor canario del mundo, me lo regaló mi tía Sofía cuando cumplí 5 años. Me gustaba oírlo cantar, cantaba muy bonito; siempre cantabámos juntos todas las tardes, mamá decía que hacíamos un buen dueto y Pavarotti solía inflar su pecho de orgullo y alegría.
El era quien me cantaba cuando estaba triste, solo el sabia como animarme y que tonadas silbar para cada ocasión, pero esta mañana cuando desperté y fui a saludarlo a su jaula de plata y cobre, no estaba... baje las escaleras tan rápido como pude, salte los últimos 3 escalones y busque a mi mamá hasta encontrarla, preparando mi desayuno en la cocina, le pregunto qué le había pasado a Pavarotti, no estaba en su jaula y eso no era normal. Mamá me miro con nostalgia y me dijo que Pavarotti se había ido esta mañana bien temprano con unos amigos que habían pasado por él, y antes de partir dejo una pequeña nota para mi donde decía que no llorara, que fuera una buena niña y que no me preocupara, el estaría bien.
Intente no llorar, pero era muy difícil; extraño tanto a Pavarotti, ya no tendré con quien cantar, ni con quien jugar ¿Porque se fue? yo no tengo muchos amigos... quizá no era feliz y se sentía muy solo en su jaula... No, el siempre estaba feliz y sonriente...
Quizá si canto nuestra canción la escuche y regrese a cantarla conmigo. Sí, eso es, me sentare todas las tardes, en esta ventana, y cantare hasta que Pavarotti regrese... no importa cuánto demore, yo sé que cuando me escuche el regresara.

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